Texto: Kikito I D'Aragó e Due Sicilias
Ilustración: Bárbara Fernández, Cristina Samitier
Lavábase las manos el Rey después de comer. Después, tómose la siesta y comenzó a soñar. Las ventanas estaban abiertas y quizás viniera una señal del cielo quizás una piedra mal señalada. Al despertar el Rey mándome agarrar cuenco de tinta y pluma de gallo.
-Escriba lo que este Rey juicioso ha soñado y hágalo saber en cada rincón de mi reino.
Me puse a realizar, pues, mi tarea cotidiana de escriba de mi señor Rey.
Trotaba sin herradura por el desierto “Dasht –e Lut”. Allá, muy lejos de mi reino.
Me afané bien a las riendas de mi torpel. Pues una luz en una montaña gigantesca llamada Demavend hizo rapara mi cuadrúpedo.
Y cómo no soy fanático de luces, acudí en curiosidad a esa montaña corrida. Con porte Real me dirigí sin miedo desde mi quinto sueño hacia aquella luz que me calentaba el escudo y las espolainas.
-Sooooooo - Un hombre de largas melenas rubias, fortote y carnoso, se cruzó por el camino del Rey. – ¿Judiantres quién sos?.
- Alejandrus Magnus sabedor del Karma maligno de Occidente y gran defensor del Zoroastrimo. Allá arriba se encuentra Zaratustra. Y yo velo por su seguridad del Mal de Occidente. Un mal año se arrastra a otro mal año y la culpa de todo es de los Reyes que gobiernan países de mierda.
- Quieto pelao malayo, yo soy uno de esos reyes que llevan a la ruina y del mal unen mal. Pero porque querés defender a ese provocador y agitador que nadie en Occidente conoce. Aquí no gobiernan más que sátrapas, que suenan a sapos de lagos sin sal y que en Occidente llamamos ateos y peor.
- La ignorancia de la justicia occidental y el buen hacer juicioso de la oriental hacen de mi un guerrero de la verdad zaratustrista. La única y verdadera. Yo con mi mano y la otra, he conquistado este imperio Persa y he cortado la cabeza de Dario, más he aprendido que sus ascendentes aquemenidas eran unos grandes reyes juiciosos y nada ruinosos. Ciro el Grande y después los Jerjes hasta el Gran Artajerjes, ellos y otros muchos respetaban las leyes tanto divinas como humanas de los pueblos conquistados. Y por aquí no pasarás.
- A mi la guardia!. El sudor me sofoca y no tengo ganas de pelear. Me voy y mandaré guerreros de luz a esta tierra inerte para encarcelar a ese zaratustrero falso y pecador.
En ese momento desperté cobarde. Pero pueblo necesito reflotar la flota, y armar campesinos, necesito guerreros de luz, quiero a ese Zaratustra en Zaragoza, vivo y en la Aljafería. Tenemos que resolver este mal que ataca Occidente y el Zarapustras este sabe algo. Lo he soñado y os necesito a mi la guardia.
22/7/09
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